Algo muy frecuente en nuestro día a día es que nos perforemos la piel, ya sea con un cuchillo al cocinar, al rompernos un vaso en las manos, con la cuchilla al afeitarnos o incluso con un folio al pasar las hojas de nuestros apuntes. Pues bien, la forma de actuar en estos casos es de las más simples e intuitivas que hay y es la siguiente:
- Si el corte es superficial:
Pararemos el sangrado presionando con una toalla o paño limpio. Si deja de sangrar haremos un lavado con agua tibia y jabón para luego taparlo con una tirita, vendaje o apósito o dejarlo al aire, según las preferencias de la persona y las dimensiones de la herida
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- Si el corte es profundo:
Posiblemente no deje de sangrar al ejercer presión ya sea porque es muy profunda o porque los bordes de la herida están muy separados, en ese caso se debe acudir a un centro sanitario para que nos apliquen pegamento, puntos o grapas en la superficie dañada según considere el facultativo. Estas heridas van a dejar un rastro en la piel que se conoce como cicatriz.
Ya que en este caso se contacta con un profesional de la salud, se le debe informar de como se ha producido el corte, ya sea con un cristal, clavo oxidado o demás para que el propio personal del centro tome las medidas necesarias (ej: vacuna del tétanos),
FUENTES:
http://kidshealth.org/kid/en_espanol/seguridad/cuts_esp.html
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